El
escultor o maestro de talla, como se le llamaba antiguamente, ha estado unido a
la arquitectura trabajando para ella a las órdenes de arquitectos, ya que la
escultura era un ornamento de la arquitectura, o una parte de ella.
La escultura exenta aparece en Grecia y después con las primeras imágenes religiosas en función a necesidades religiosas, las que han variado en el tiempo y evolucionado como las modas.
La escultura exenta aparece en Grecia y después con las primeras imágenes religiosas en función a necesidades religiosas, las que han variado en el tiempo y evolucionado como las modas.
La
escultura ha estado bajo diferentes fuentes de luz, ha sido iluminada normalmente
por la luz del sol, estando siempre realizada previendo la luz que tendría en
el lugar donde iría colocada.
Si estaba en el exterior: se pensó para la luz del sol
directa.
Si estaba en el interior: se pensó para la luz de las
velas, ventanas o vitrales de las grandes catedrales.
Es
fundamental para la escultura, para la forma, que reciba una luz del sol
difusa.
En
la forma no han de predominar los negros, las sombras acusadas. Los valores de
negro muy potentes restan importancia a los volúmenes. Cada escultura podrá
tener más o menos negros según la luz que reciba. Refiriéndose con negros a los
vacíos donde la luz no puede ser despedida, reflejada.
Hay ejemplos claros en la historia que nos ayudan a entender mejor:
Hay ejemplos claros en la historia que nos ayudan a entender mejor:
·
Esculturas
griegas: La mayoría de las esculturas griegas exentas, situadas a derecha e
izquierda de las vías principales de las ciudades, tienen la nariz y la frente
unidas.
Los
griegos, conocedores del tratamiento de la luz, fundían la frente con la nariz
para evitar la sombra provocada en la unión de los volúmenes.
Si
la cara de la escultura se realizara realmente igual a la de los modelos
naturales, tendríamos entonces, entre la frente y la nariz, una línea
horizontal oscura que además juntándose con las sombras de los espacios de los
ojos crean un negro y hacen desaparecer la unión de la nariz con la frente.
En escultura, la luz y la
sombra se alían para subrayar las formas, en particular en la escultura romana,
la cual les hace girar, las anima, a veces acentúa su relieve o incluso sugiere
el movimiento.
La luz y la sombra tienen una
importancia considerable porque contribuyen a la creación de las formas o a su
destrucción: iluminación mal estudiada aplanando los relieves o creando sombras
indeseables. Las obras esculpidas están siempre a merced de la luz que reciben,
contrariamente a las pinturas donde las luces son inmutables y fijadas una vez
por todas especialmente para la pintura.
Según
Baudry, existen dos tipos de sombra en
escultura, la sombra propia y la sombra
de alcance.
·
Sombra
propia es la que da el cuerpo a cada volumen y que resulta de la inclinación o
del cruce de diferentes superficies constitutivas de formas, mientras que la
sombra de alcance es la que proyectan los diferentes elementos de la figura
sobre la superficie del muro, sobre el suelo, o sobre el fondo si es un alto
relieve o bajo relieve.
La distribución de las sombras
propias y el cálculo de las sombras de alcance en función de la dirección y de
la naturaleza de las fuentes luminosas (sol, luz difusa) representan una parte
importante de la composición de las estatuas y de los relieves. De hecho, el
escultor “crea”, en alguna forma, las luces, las sombras propias y las sombras
de alcance de sus obras porque él coloca los salientes y los huecos.
La alianza de la luz y de la
sombra se da en escultura de muchas maneras: tan pronto de manera tajante,
cuando los planos de las formas se juntan en ángulos vivos, sin transición;
como tan pronto de manera suave, cuando los planos se unen unos a otros por
progresiones sutiles, entonces las transiciones se enriquecen de reflejos: esto
que hace decir de una escultura que tiene “color”.
Existe entre los claros vivos,
correspondiente a las partes salientes, y las sombras fuertes de los huecos,
una variedad de tonos más o menos claros, más o menos oscuros. El modelado es
entonces un sistema de valores que depende de la fuente luminosa y del
tratamiento de las superficies, puesto que ella no existe más que en la medida
de como figuran sobre ellas los salientes y los huecos.
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